Tarde de otoño, una ligera brisa contornea un fresno; ahora para, las ramas apenas se mueven. Ahora casi quieta. En su interior la savia la recorre y alimenta. ¿Qué dice? ¿Qué expresa tan quieta? Imagino el paisaje sin el y es cuando si la vuelvo a mirar, fulgura exultante en belleza. Siempre quieto, siempre ahí, hoy lo miré.

Tras ella otra, de hojas más claras, en parte ocultadas. Más joven y al otro lado de la calle. Y tras ellas, fundidas en masa, toda una línea horizontal de manchas verdes. Imagino el desierto ante mi ventana. Me imagino en el espacio infinito. Regreso. Agua. Verde, brisa, vida, colores.

Televisión, anuncios, mil anuncios, a ninguno presto atención. Hay vida. Publicidad. Competencia.

Libros sobre mi mesa. Conocimiento, entendimiento. Muestran lo oculto, lo no visible.

Saldría corriendo o andando. Para que correr. Basta la decisión de irse para haber andado el infinito. Basta dar la espalda para olvidar. O no.

Inquietud, ansiedad, vacío, aburrimiento, dejadez, esperanza, estoy aquí. ¿Cuánto daría por una ocurrencia! Una fórmula. Un ejemplo, un entendimiento.

Familia, toda delante, presión, atención, futuro, risas, se van. Él juega conmigo.

Ecuaciones. Pasado. ¿Qué ha pasado? Han pasado los años. Y uno cambia. Inexorable. Experiencias. No suena el teléfono. Todos haciendo, o no. ¿Para que escribo? ¿Qué quiero comunicar? ¿Dolor, mal estar? ¿Angustia?

Dos horas después. Local. Copa de vino en mesa. Aperitivo de tortilla fría. Otro sorbo, ya van tres. Murmullos de padre e hija o no?. Ruidos de cafetería. Hace meses no sabia que sería de mi. Eme aquí. Alimentado, hidratado, vestido y con casa. Hoy me pusieron una multa por no llevar cinturón. Ya es la misma en 4 semanas. Me quedan 3 puntos. ¿Curso de educación vial o es un mensaje de vida mas profundo?

Manuel, diario en una tarde de otoño del diecinueve