El reencuentro Artículo de manuel monroy pagnon, arquitecto «No me digas que fue un sueño» Si 3 o 4 familias con hijos o un grupo de amigos con sus familias buscaran un buen lugar donde reunirse los fines de semana en un entorno campestre no demasiado lejos de Madrid, ¿como seria este? ¿Seria una calle con adosados a un lado y otro? ó chalets en parcelas de 800 o 1000 m2, separadas por otras parcelas, calles asfaltadas y vallas donde sus hijos tendrían que pedir permiso o compañía adulta para ir a las casas del resto de familiares? ¿Podrian salir los niños corriendo por la mañana a casa de los abuelos sin atravesar vallas ni calles ni cancelas para despertarles ilusionados? Imaginemos la situación, «Principios de verano, un viernes por la tarde, 28 grados, la gran familia está compuesta por los abuelos y tres hijos con sus sus familias, bebes, hijos y amigos. Llegan a la finca, meten los coches, abren las puertas, los niños salen corriendo tras los perros, juegan al escondite, van a ver las semillas que enterraron el domingo pasado, está atardeciendo, el jardín se ilumina, los abuelos están llegado, corren a saludarlos, los padres mientras están metiendo la compra, esa noche van a cenar todos juntos en su casa que han llegado con Sauli, la chica que los cuida y ayuda. Los niños juguetones quieren ir a ver ahora a Daniel, hijo de Sara que está dándole el pecho. Corren a su casa, suben por las laderas, el mas pequeño se queda detrás y entran alegres y con cara de sorpresa, ven a Daniel plácidamente entre los brazos de su madre. Mientras Saúl y Marcos están preparando la barbacoa bajo el porche. Rebeca, hija de Pedro, está con Maria, haciendo una ensalada. » Sauli se ha acercado a casa de Marcos a por algo de aceite. Unos amigos de Rebeca acaban de entrar. Se van a alojar en su casa. Pasan primero por casa de los abuelos, los saludan y también a Marcos y Pedro. Traen un par de botellas de Arzuaga, el preferido de Jonás para las carnes. Oscar y Alfredo están jugando al ping-pong bajo la impresionante y amparadora cubierta de madera de una de las casas. Pepe y Quique se columpian. » Este pequeño relato trata de imaginar como seria un espacio mas adecuado para la convivencia de una familias o grupo de amigos. El urbanismo de casas en parcelas rectangulares o cuadradas, de vallas, de calles como nexo de unión (o de separación) de las que cuelgan en peine los terrenos puede ser muy eficaz desde el punto de vista de la planificación, que no lo sé, o de la intimidad que desean dos familias desconocidas que viven una junto a otra separadas por una valla a 3 metros, que tampoco, pero no ha pensado en la escena anterior. Hallar un lugar donde reencontrase con la naturaleza, con los materiales que esta nos brinda y con los seres queridos no es fácil. Un lugar sin vallas, sin fronteras, sin hostilidades, donde fluyan los sentimientos naturales de acercamiento y proximidad. Nos rodean de asfalto, de bordillos, pasos de cebra, semáforos, señales de tráfico y aceras de cemento, de altivas fachadas, de paredes enfoscadas, de tejas de hormigón, de ventanas de aluminio blanco…de materiales no naturales, de reacciones no naturales, de comida cada vez menos natural, de un entorno sin naturaleza viviendo una vida que realmente no lo es. El urbanismo, el urbanismo madrileño, español o mundial, rara vez a dado respuesta satisfactoria a esta situación. Esta es una aproximación al sueño tal vez inconsciente por ser tantas veces reprimido, de tener simplemente espacios humanos donde juntarse. «¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste!» (Mateo 23:37)
Urbanización en la sierra de madrid ajardinándose.
por Manuel | Dic 9, 2016 | Acero Corten, Arquitectos, Arquitectos Madrid, Casas Bioclimáticas, Casas de Campo, Casas de Madera, Casas Ecológicas, Casas en la Sierra, Casas Luminosas, Casas Rústicas, eficiencia energética